INSTITUTO MEXICANO DE TANATOLOGIA
4to. Congreso Internacional de Tanatología
Actualmente se habla mucho de la violencia y nos encontramos con diversas manifestaciones de la violencia y algo en
lo siempre se hace énfasis es en una de sus principales características:
la muerte.
La violencia por sí misma nos impacta; la muerte nos atemoriza; y la
muerte violenta, suele ser un hecho que conjunta dos importantes fenómenos y
por lo tanto potencializa las reacciones emocionales que viven y sufren las
personas.
La muerte inesperada y
brusca principalmente la muerte violenta no sólo supone una pérdida en sí
misma, sino que se acompaña de otra importante pérdida: la del sentimiento
individual de seguridad y control, dando como resultado duelos muy complejos y
perturbadores (Tizón, 2007). En la muerte que no da aviso y que se lleva a los
seres amados de forma trágica, el dolor es más agudo y traumático, porque llega
de una manera repentina, inesperada y prematura, que no da tiempo de decir
adiós. Este tipo de pérdida puede llegar a sumergir a una persona en un
sufrimiento devastador, a la vez que puede acarrear problemáticas de distinta
índoles tanto a nivel físico como psicológico.
El duelo, o la muerte, es
por sí un hecho complejo y angustioso para el que lo está pasando pero que,
según cómo lo manejemos, formará parte de nuestras experiencias vitales y nos
servirá en nuestro desarrollo como personas o, por el contrario, nos dejará ahí
anclados sin poder seguir adelante con nuestras vidas y sin dejarnos vivir
otras experiencias que nos están ocurriendo.
En el duelo por muerte
violenta se suele presentar un fenómeno que se llama “disonancia cognitiva” que
hace sentir a los dolientes que “nada era como previamente nos lo
representábamos”. No hay forma de comprender totalmente a nivel afectivo y
cognitivo esta pérdida, debido a que va más allá de nuestras capacidades de
enfrentamiento y de los mecanismos adaptativos que los procesos de duelo
normales suponen. (Tizón, 2007)
La muerte violenta produce
un duelo patológico. Este se refiere al duelo que sobrepasa al individuo
llevándole a realizar conductas mal adaptadas y que persisten a lo largo del
tiempo. El trastorno con el que más se
relaciona un hecho de este tipo de duelo es el trastorno de estrés
post-traumático ya que, la persona se ve expuesta a una situación que le
desborda y que no puede afrontar, por lo cual, desarrollará una serie de
síntomas que serán indicadores de lo que le está ocurriendo.
Los síntomas que se pueden
presentar son:
- Pérdida del equilibrio emocional. La persona siente que ha perdido el control sobre sus emociones.
- Descoordinación. No es capaz de realizar actividades que antes del suceso llevaba a cabo
- Desorientación. La persona en algunos momentos pierde la noción de dónde está y de qué le ha ocurrido.
- Sentir que su cuerpo y su mente están separados. Al no ser capaz de asimilar lo sucedido, la persona siente que no le ha ocurrido a ella aunque las secuelas físicas estén presentes.
- Entumecimiento. La persona siente el cuerpo entumecido y que no reacciona con los mismos reflejos ante las diversas situaciones que se le presentan.
- Rabia. Es un sentimiento que aparece tras una pérdida ya que la persona no entiende por qué le ha ocurrido.
- Incomprensión por su entorno. Aunque las personas que la rodean le sirvan de apoyo, no van a poder ponerse en esa situación por lo que muchas veces la víctima sentirá que no la entienden.
- Incapacidad para tomar decisiones. En esos momentos no puede pensar en otra cosa que no sea lo que le ha sucedido, por lo que será difícil que la persona pueda tomar conciencia de otras cosas que están ocurriendo.
- Cansancio y agotamiento. Al verse expuesto ante una situación angustiosa en la cual la ansiedad y el estrés se disparan, cuando el estado de alerta disminuye, todo ese esfuerzo se reflejará físicamente.
- Miedo, terror, pánico. Son respuestas comunes a hechos violentos, donde la persona se siente indefensa ante lo ocurrido y reacciona de esta forma.
- Soledad. La persona se sentirá sola en algunos momentos ya que percibe que las personas que están con ella no la entienden. En otros momentos será ella la que busque la soledad para poder asimilar lo ocurrido y poder elaborar una respuesta.
- Resentimiento por la pérdida. Si en el hecho violento ha perdido a un ser querido o algún miembro de su cuerpo, la persona se sentirá dolida y compungida.
- Baja autoestima. Puede que ante el acto violento vivido la persona sienta que su vida no vale nada y se infravalore. Esta baja autoestima también es consecuencia del estado deprimido en el que puede estar la persona después de lo sucedido.
- Tristeza. Se sentirá triste y abatida ante lo ocurrido. Es una reacción normal ante una pérdida por lo que debernos dejar que exprese su dolor.
- Culpa. En un suceso de este tipo la persona que lo sufre directamente puede sentirse culpable de lo que les haya ocurrido a otras personas que también han estado implicadas en el suceso y que han podido fallecer o ser heridas
La muerte inesperada,
violenta o súbita deja a los dolientes en un sin sentido, en una doble
significación: por una parte, con una conciencia aturdida, desmayado el
psiquismo, vulnerada la seguridad y por otra sin entender ni comprender el
significado de lo acontecido, como vacio de respuestas (Grecco, 1998). Las
personas que sufren el arrebato de una pérdida como ésta parecen sufrir de una
herida abierta que les causa inmenso dolor e impotencia, sentimientos de
venganza, odio, así como la necesidad apremiante de encontrar al culpable.
Tizón (2007) afirma que los deseos e impulsos vengativos amplifican y complican
tanto el enojo como la culpa. Hay tendencia a cambiar las normas éticas o
morales, hay duda de la bondad humana o divina. La muerte violenta también
tiene algo de estigma, lo que también hace difícil la elaboración del duelo.
Grecco (1998) señala que
la muerte sorpresiva es un acontecimiento que no se metaboliza, incorpora y
transforma en acción efectiva, que puede llevar al doliente a la remuneración
dolorosa del hecho a través de sueños o en otras ocasiones en vigilia.
En el caso específico de
la muerte súbita o violenta de un ser querido, diferentes teóricos han
sustentado que en el proceso de vivenciar un duelo, así como en la elaboración
del mismo, se presentan con frecuencia síntomas específicos indicadores de
crisis (O´Connor, 1990). Tales síntomas pueden ser depresión severa o crónica
(Bolwby, 2002), sentimientos del culpa (Fonnegra, 1996), el desarrollo de
hábitos nocivos como el alcoholismo, ataques de pánico, conductas agresivas e
incluso el suicidio (Grollan, 1989). En general se activan una serie de
afecciones, emociones y vivencias que se pueden constituir en factores
perturbadores de la calidad de vida de una persona.
Reacción de Duelo en una
Muerte Traumática:
- Negación: Se niega la muerte de la persona. La gente parece querer convencerse a sí mismos que su negación es legítima y que la muerte de su ser querido realmente no ha ocurrido.
- Interrogatorios: Se busca la razón de la muerte, se oyen comentarios como "Qué fue lo que pasó", "como murió". En este punto la causa de la muerte es importante para reconocer la pérdida y se hace muy difícil para muchas personas no encontrar las respuestas.
- Rabia: la rabia puede ser indirecta y emocional, las personas pueden patear objetos, golpear las paredes y dar demostraciones de otros actos violentos.
- Culpa: las personas empiezan a experimentar culpa por la muerte de su ser querido o la atribuyen a alguna persona o situación. Para los dolientes es necesario lograr culpar a alguien por la muerte.
- Desesperación: Se llega a sentir desesperanzado, desamparado y resignado a la muerte de su ser querido.
En la muerte que se avisa
permite un espacio de preparación para ir cerrando historias, limando rencores
y saldando cuentas. Mientras que en la muerte repentina aparece en escena como
incomprensible, con la carga de fatalidad propia del hecho irreparable
Otros dos componentes
importantes de este fenómeno de muerte súbita son el proceso inhibición del
psiquismo y la presencia del dolor moral. Por inhibición se entiende una
lentificacion de las funciones psíquicas que trae como consecuencia una
reducción del campo de conciencia de la persona y del dolor moral y que se
manifiesta como pérdida de valor e imagen, desesperanza y angustia por el mundo
que le rodea al doliente (Parada, 2007)
Muerte accidental: Cuando
la muerte ocurre en accidentes ya sean de índole natural como son huracanes,
derrumbes, terremotos, o los causados por fallas humanas, como son accidentes
aéreos, automovilísticos, en barco, etc. Producen en el doliente una serie de
reacciones que pueden complicar el proceso de duelo por lo inesperado y
traumático del suceso. En muchos casos la muerte accidental, la desfiguración o
la ausencia del cuerpo lleva a los dolientes a no querer o no poder ver el
cuerpo, sin embargo, se ha comprobado que ver el cuerpo o una parte del mismo
ayudará a iniciar el proceso del duelo porque significa la irreversibilidad de
la pérdida.
Muerte por homicidio: La
muerte de un ser querido en un homicidio o asesinato intencional produce en el
doliente una serie de sentimientos encontrados. Se experimenta una mayor
disonancia cognoscitiva, negación e impulsos asesinos; conflicto con el sistema
de valores y de creencias y un distanciamiento del apoyo por el estigma del
homicidio. Los supervivientes deben manejar sentimientos de miedo,
vulnerabilidad, ira, rabia, vergüenza, culpa, remordimiento y recogimiento
emocional. La falta de apoyo por la ley y el sistema de justicia criminal y la
intromisión de los medios de comunicación también complican el duelo. Los
retrasos en la sentencia del asesino, la falta de castigo adecuado para el
crimen incrementa los sentimientos de pérdida de control.
Suicidio: El tema del
suicidio es visto como un tabú en nuestra sociedad y cuando éste ocurre
estigmatiza no solo a la víctima sino a toda la familia. Los sobrevivientes de
un suicidio experimentan una fuerte culpa, reciben menos apoyo da la sociedad y
tienen una mayor necesidad de entender porqué su ser querido decidió quitarse
la vida. Se experimenta una larga búsqueda de los motivos de la víctima para
quitarse la vida, muchas veces se niega la causa de la muerte.
La muerte inesperada
aparece como un acontecimiento sorpresivo, que conmociona y desborda, pero
sobre todo como una experiencia que transforma y violenta la cotidianidad
Consideraciones especiales
Ante una muerte violenta,
el apoyo profesional es indispensable, y es importante tener en cuenta que la
elaboración de este tipo de duelo va a requerir de mayor trabajo así como:
- Hay que tener continuidad en los cuidados: dar seguimiento más tiempo que en los duelos anticipados o normales
- Hay que asesorar al medio ambiente: que su medio social o familiar apruebe y favorezca la expresión de todo tipo de afectos y sentimientos con respecto a la pérdida
- Así como vigilar la actuación de los deseos de venganza y de los impulsos autodestructivos (Tizón, 2007).
Desafortunadamente para
los dolientes existen pocos profesionales entrenados para el tratamiento a
sobrevivientes de muertes violentas. Es importante comprender este tipo de
duelo ayudar a los dolientes a hacer más fácil el camino a su
recuperación.
Para mayor información puede visitar nuestra pagina web: www.tanatología.org.mx o al telefono 55360031